Bastante
más de la mitad de la población está agostando. Incluso a quienes este año nos
han tocado las vacaciones en el mes de julio agostamos, sobre todo si el ritmo
de tu trabajo depende del ritmo del conjunto de tus conciudad@s. Mientras
agostamos, estamos en una órbita diferente, como si este mundo fuera otro
mundo, como si las obligaciones no exigieran tantas exigencias como el resto
del año. En el mes de agosto se ralentiza todo y se paralizan también
determinadas actividades que se suelen mantener muy vivas durante el resto del
año, tanto que cuando de forma no habitual hay una actividad que destaca por
fuera de lo normal y/o de temporada es más que lógico que nos extrañe o que
recelemos de un comportamiento digamos... inusual.
Es lo
que ocurre con la remodelación del gobierno de Page. Aunque el anuncio de dicha
remodelación viene de antes, esta se produce en pleno mes de agosto, con el
personal en el mejor de los casos al ralentí agostizo. Cuando se vuelva a la
plena actividad en octubre (septiembre en Guadalajara es poco proclive a la
política) ya estará todo hecho, en marcha, casi nos habremos olvidado de que ha
habido algún "problemilla" y el presupuesto de la Junta para 2017
estará a punto de aprobarse o estará ya aprobado. Sin darnos cuenta, como
cuando se modificó el artículo 135 de la Constitución, tendremos un Gobierno
Regional de coalición, un Gobierno cuy@s miembros ya no serán casta, según la
calificación de cierta fuerza política, precisamente la que ahora se ha integrado
tan entusiásticamente en él.
Alguien
tendrá que explicar qué ha cambiado para que el presidente del Gobierno Regional,
otrora principal escudero del ínclito ex-presidente de esta región, José Bono, y
miembro de sector más derechista del PSOE, ya no esté dentro de lo que el flamante Vicepresidente segundo del Gobierno de la Junta de Comunidades de
Castilla La Mancha calificaba hasta hace poco como casta, o si eso ya no le
importa. Y se lo tendrá que explicar, no a mí, sino a sus votantes. Tendrá que
explicar si el momento es tan excepcional que tiene que pactar con la casta, si
es que ya no es casta lo que hasta ayer sí lo era o es que él se ha vuelto
casta.
Por
otra parte, el diputado por Guadalajara, David Llorente, con quien coincido en
sus planteamientos respecto a la entrada de su partido en el Gobierno, se ha
quedado en minoría en una cuestión transcendental. No es una cosa pequeña o
baladí si se está o no en un Gobierno. Por coherencia debería presentar su
dimisión como diputado regional toda vez que la militancia ha avalado la
entrada al Gobierno Regional y él se ha opuesto tan vehementemente a ello,
porque no se puede ser oposición en un Gobierno en el que está el partido al
que tú representas. No se puede sorber y soplar. David lo sabe, y como le
considero un tipo coherente, creo que hará lo que tiene que hacer, porque si no
lo hace su situación se volverá insostenible, tanto dentro como fuera del
partido porque más de un@ pensará (¡qué mala leche!) que se aferra al sillón a
toda casta, perdón, costa.
Llegados
a este punto y por no tirar balones fuera, creo que en la fuerza política en la
que milito deberíamos afrontar la cuestión de si en estas condiciones debemos o
no seguir apostando por una coalición, Unidos-Podemos, (que he apoyado, defendido
y votado) con un partido que ha optado por entrar al Gobierno Regional, lo que
hemos criticado (y como he dicho antes no es cosa pequeña o baladí) y al que le
están surgiendo tantas contradicciones y problemas y no me refiero solo a
Castilla - La Mancha, pero como eso trasciende al mes de agosto, ya me referiré
a ellas, si se tercia, en otra ocasión.