19/10/2016
Parece ser que lo que
vaticinábamos algunos en el verano, que Rajoy o el PP formarían gobierno con
la aquiescencia del PSOE, va camino de cumplirse. Dicho de otra manera el PSOE
dejará gobernar al partido de la corrupción y/o a su jefe, que no estaba precisamente
en COU cuando la presunta financiación ilegal mediante mordidas en los
contratos de diferentes administraciones públicas estaban en su apogeo. Este es
el colofón de todo este asunto, que nos ha mantenido entretenidos durante el
verano y que se ha llevado por delante a todo un Secretario General que no
era un rojo peligroso y que se había atrincherado en el no, más por
supervivencia política que por otra cosa. Creo que las bases están con él, pero
eso no tiene ningún valor hoy por hoy.
Pero ¿cuál es el motivo por el que
el PSOE se arriesga de esta manera a perder militancia y una parte importante
de su electorado? La respuesta para mi es clara. El PSOE es uno de los partidos
mediante el que las clases dominantes, esas que detentan el poder real, gobiernan
sin que les elija nadie y en función de sus intereses. Porque no olvidemos que
aquí lo fundamental es el reparto de la riqueza y cada recorte que va en
detrimento de los trabajadores y clases populares pasa a engrosar más tarde o
más temprano el patrimonio de estos mandamases que no son otros que las grandes
empresas, las grandes fortunas y la banca, que andaban muy preocupados por si
al PSOE se le ocurría pactar con la izquierda de este país. Sabían que eso
suponía cuando menos una reducción de sus expectativas en dicho reparto y como no
quieren sorpresas, han movido todos los hilos para forzar un gobierno cuyo
objetivo fundamental no va a ser otro que la defensa de sus intereses. Esta es
la triste realidad y no otra, para eso están las puertas giratorias, cuyos
principales beneficiarios, entre ellos el "compañero" Isidoro, tienen
que hacer lo que tienen que hacer y cuando lo tienen que hacer, en
beneficio de los poderosos, los que les pagan.
No es la primera vez que ocurre. Los intereses de los
trabajadores y las clases populares ya han sido traicionados en diversas
ocasiones con más o menos evidencia. Las más recientes han sido la modificación
del artículo 135 de la Constitución que prioriza el pago de la deuda sobre
cualquier otro gasto del Estado, impulsada por Zapatero; los recortes de los
derechos sociales, de la Sanidad, de la Educación, de las pensiones, las
sucesivas reformas laborales, etc. llevados a cabo por los gobiernos del
bipartito. También es conveniente que no olvidemos lo que ha ocurrido desde el
78 para acá: las reconversiones industriales, la entrada en la OTAN, las
diferentes reformas de la Seguridad Social, más reformas laborales, el modelo
de integración europea, etc., porque nos sirven muy bien para ilustrar aún más qué
intereses defienden en los momentos críticos quienes han dirigido el PSOE.
Hasta ahora les había servido la justificación de sus
felonías con falsos discursos patrióticos que apelaban al sacrificio para ganar
el futuro. Aquí está el futuro ya y puede ser peor. En estos momentos el coste
político de este apoyo al gobierno de Rajoy y/o del PP va a ser mayor y más
difícil de resarcir. Son muchos los militantes y votantes del PSOE que no
admiten que con la abstención de sus diputados se mantenga en el poder al
partido de la corrupción y/o a su jefe máximo.
Tengo amigos y amigas, mucha gente conocida en el PSOE que
está justamente indignada, que se siente engañada por la deriva que está
tomando el asunto y que asiste estupefacta y avergonzada a la justificación que
están dando los segundones del PSOE porque los primeros espadas no quieren dar
la cara y a como se están situando algunos de sus cargos públicos para mantener
su sillón.
Ante este panorama, se abre para la izquierda real de este
país una oportunidad única para crecer reforzando un discurso político que
ponga en primera línea la defensa de los intereses de los trabajadores y las
clases populares, que tenga como principal objetivo una redistribución más
justa de la riqueza que garantice el mantenimiento y la mejora de los principales
servicios públicos: Sanidad, Educación, Pensiones y Dependencia, que garantice
una vida digna a la gente y que apueste por un nuevo modelo productivo basado
en el empleo de calidad y con derechos; poniendo en marcha los mecanismos
precisos para todo ello. Hay que explicar que no nos lo van a poner fácil pero
no hay otra solución si queremos ganar un futuro digno.
Si el apoyo del PSOE es solo para la investidura, el
gobierno del partido de la corrupción no durará mucho. Ya veremos. Nosotros, la
izquierda, tenemos que resolver urgentemente nuestras diferencias y ofrecer una
alternativa sólida en defensa de los intereses de los nuestros: los
trabajadores y las clases populares tal y como ellos hacen con los suyos: las
oligarquías económico financieras. Y lo haremos. Espero que sea más pronto que
tarde.